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Mostrando entradas de febrero, 2018

Criptonita.

Me descosiste los miedos y los dejaste desangrarse. Dibujaste sonrisas para después convertirlas en tachones. Me dejaste bailando sin mirarme, con la puerta entreabierta y la llave perdida en el fondo de tu desierto. Con la maleta hecha de ninguna parte, sin paraguas y bajo la lluvia en pleno enero. Me hablaste de lo fugaz del tiempo pero no de lo lento que cura sin mirarte. Y ya sólo saboreo cenizas al filo de mis labios. Y, es que, en este incendio siempre arden primero las ganas de buscarte.

Welcome.

Ayer me dijeron "Si fueses mi novia tendrías los desayunos todas las mañanas esperándote, te daría besos hasta que me dijeses que parase, te esperaría con la cena hecha y un abrazo por si algo ha ido mal en tu día, y te escucharía mientras comemos palomitas y vemos como fuera llueve", no iba en prosa, ni con rosas, ni era nada del otro mundo... simplemente era de verdad, de verdad como las cosas sencillas, pequeñas que hacen el día a día, pequeños átomos que conforman al fin y al cabo un universo entero. Y pensé en el amor, en lo que significaba... y no sólo pensé en el amor que vemos en las películas, en los libros sino en el amor cotidiano, pequeño, a veces imperceptible, en ese amor que nos rodea día a día. Crecí prácticamente sin familia, entre corazas y "sé fuerte porque no te queda otra" y poco a poco vinisteis, vosotros, a los que llamo familia. No sois de mi sangre, ni nos vemos cada día, pero sé que tengo un hueco entre vuestros abrazos para descansar de u

Noches incandescentes

Todavía cierro los ojos y recuerdo esa noche, la tensión de dos caras positivas de dos imanes enfrentadas pero sin juntarse. Aún cuando recuerdo, por momentos, me vienen sus imágenes a visitar y una descarga me recorre la espalda. Las luces de la ciudad bailando al compás de nuestras miradas, otra cerveza más para ver si te lanzabas, sed en los labios y las manos sin saber dónde posarlas. Te acercas un poco más y en la cornisa del pecho bailan mis ganas haciendo crepitar la llama, un suave roce y mis manos enredadas en tu pelo. Todo se volvió etéreo, intangible, el vértigo pedía más en cada roce, alimentando la parte animal. Tus manos explorando cada lunar, cada parte, haciendo temblar mis piernas. Mis manos pidiendo tregua en tu espalda. El alivio de la fría pared contra la que chocamos, el calor de tu boca sedienta sobre mi oreja. Y la noche se encendió sin necesidad de hogueras. Y cerré los ojos en un impulso vital por seguir viva. Y respiré tu olor, sentí tus embestidas. El per

Ojos cristal.

La chica de sonrisa fácil. La que saltaba en los charcos cada vez que llovía, de abrazos bien apretados y cola-caos de madrugada. La chica del corazón de cristal (tan transparente como el agua en calma), el cual un día regaló junto con una nota que decía "mercancía frágil, tratar con cuidado". Le devolvieron el paquete sin abrir y estrellado.  Al ir a abrirlo para recomponerlo se le metió un cristal de aquellos en la pupila. Y, ahora, cada vez que aprieta el frío sus ojos brillan un poco más. Esta carta es para ti... resiste, después de la tormenta las flores crecen más... Aguanta, y por ahora deja que rieguen tus mejillas las gotas de lluvia, no hay nada mejor para curar las heridas que el agua salada. Resiste, por muy largo que haya sido el invierno la primavera siempre llega.

Huracanes

La gente nos mira al pasar y dicen que que bonito un amor tan fácil. Si supieran pienso... si  al menos supieran la de cosas que han tenido que pasar y hemos tenido que superar antes de conocernos.  Supongo que lo complicado es hacer fácil lo difícil, superar viejas cicatrices. Pero tú haces que hasta el día más complicado parezca sencillo. Y si, esta historia va para ti... eres mi desastre favorito.

Algo real.

1. Miles de personas por el mundo y la única mirada que quiero ver es la tuya. 2. Fuimos ese error imperfecto que todo lo arregla a destiempo. 3. Yo hice por nosotros lo que tú jamás, lo convertí en poesía... eterno. 4. Fuimos todo y ahora sólo nos queda ser nada. 5. Un clavo saca otro clavo, y al final me quedé sin martillo y con el corazón en obras. (Cerrado por reforma). 6. Posdata: Mi sonrisa ya no late por ti. 7. Nadie te romperá tanto el corazón cómo te lo puede romper la vida. 8. Chica de ojos tristes, esta vez no te funcionó lo de borrón y cuenta nueva. 9. Hace tiempo que no te escribo, supongo que se cansó el corazón de arrojar palabras al vacío. 10. Tenía los ojos más bonitos que había visto, decidí alejarme, dicen los que saben que no es bueno acercarse tanto a los precipicios. (Si caes ahí, amigo mío te pierdes). 11. Y al final, el corazón acabó lleno de polvo en el fondo de un cajón, cómo el resto de cosas inútiles. 12. Cuando las palabras sobran creo

Esos ojos... tan cristal.

Sus ojos tenían ese brillo tan característico de la gente a la que le han roto tantas veces el corazón que ya no le quedan tiritas para sujetarlo, pero que pese a todo sigue creyendo que algún día llegará alguien para reconstruírselo de un sólo abrazo.

Alma.

Y esta vez no hará falta ni tequila ni sal para suturar la herida, lo haré a carne viva. Letra a letra porque son aguja, y no, no derramarán agua mis sonrisas y no habitará la pena esta vez escondida bajo mi cama. No dejaremos vestirse de negro las madrugadas, ni incineraremos a la magullada esperanza, ya moribunda, deshidratada de beber tanta agua edulcorada a base de canela con sal. Esta vez no habrá carta blanca para tu mirada, ni vueltas que dar a la nada. Sin adornos, sin anestesia, dejaré que duelas, dejaré que seas cicatriz fea sobre mi piel blanca, esta vez dejaré romperse el alma en polvo, estrellarse contra el suelo y si hace falta prenderé la llama y soplaré hasta que arda y haré una nueva de la nada. Tengo el corazón tan roto que no sé por dónde empezar a darle puntadas, esta vez reciclar será el verbo poder y mis letras mi venganza. No dejaré nada bonito de tu recuerdo, ni una sonrisa perdida, no dejaré que seas nostalgia encontrada sin querer una noche de lluvia entre m

Veintitres.

Llueve, y no sólo moja el suelo. Llueve y yo paso por tu parada, cierro los ojos, escucho el agua en la ventana, pienso en bajarme... Decirte que nada ya importa, que el pasado siempre pasado fue, que las cosas de verdad son las que valen, esa mirada tuya. dejar que la lluvia moje nuestras caras una vez más. Llueve, el autobús arranca y se aleja, y ya no sólo llueve fuera.

Todas las historias de desamor hablan hoy de ti.

Quizás un día tropieces con mi recuerdo y corras a buscarme dónde en otro tiempo no supiste (o quisiste) encontrarme. Quizás algún día te de a ti por ir a contarme, que pasó el tiempo y no me olvidaste. Quizás ese día te encuentres con unos ojos, tan míos, frente a frente, y te atrevas (por fin) a decirme que esta vez no vas a marcharte. Que no olvidaste mi mirada ni la forma que tenía de tocarte. Y, quizás, esos ojos te contesten... "Se ha equivocado caballero, creo que me confunde con alguien". Ese día quizás llegues a entender que hay "quizás" que llegan demasiado tarde.

Para ti...mi estrella polar.

Hoy hasta el alba pinta soles en negro. No hay luz ni rayo, ni los ruiseñores se atreven a asomar. Palabras al viento, desviste la esperanza y de duelo viste al cuerpo. Cada latido en este pecho paga un precio, los lamentos han perdido su valor en el mercado. Sólo la certeza apuñala, hierve el alma congelada. Hoy entre las paredes he visto vagabundear sin compás ni acierto las miradas. Se ha ido contigo esperanza y mi pena; ya ni llora, deshecha jirones viejos en el suelo. Hay una canción que canta, y yo te juro que si hoy no es mañana, que habrá estrellas que pinten de arcoíris para que la oscuridad no asome nunca a vestir de negro tu cielo. Que en este mundo no hay finales para los buenos y que todavía nos quedan juntos miles de olas que contar desde ese nuestro huerto. Si tu quieres me inventaré que esta es la última lluvia que moja tu piel... No te olvido nunca, ni a tus ojos color cielo abuelo...

Noviembre.

Y un día de Noviembre, de los de llevar bien alta la bufanda (para que no se te congelen las orejas) se cruzaron... después de tanto tiempo, después de tantas vueltas a almohadas ajenas. No hicieron falta las palabras, sus ojos dijeron lo que los labios callaban. Y es que, a veces, una mirada sola basta.

Historia breve de un domingo cualquiera.

Hay domingos de peli, manta y "no me muevo de la cama".  Domingos de paseos con la familia por la Plaza Mayor y de cenas con ibuprofenos, Cola-Cao, tupper, chino o  pizza del día anterior. Domingos en los que aprovechas para hacer limpieza o para barrer todo el polvo debajo de la alfombra y salir a respirar el aire fresco de la montaña. Y luego están esos domingos, en los que apareces con una cerveza (por no decir la caja entera) y parece que vuelve a ser viernes otra vez, que quedan mil horas hasta que haya que poner la alarma y hay que seguir imaginando que arreglamos el mundo mientras destrozamos tu cama. Hoy no es de esos (todavía), pero podría.

Y llega

Y llega ese momento en el que sonríes... cómo si nunca ningún invierno hubiese dolido tanto.

Polo Norte en verano

La chica que vivía en el Polo Norte y tenía tanto fuego en sus ojos como para derretir un continente. La chica que un día se cansó de tanto invierno y mandó incendiarlo todo. "Dejadlo arder, dejadlo todo echo cenizas y polvo, quiero sentir por última vez lo que abrasa la piel el sol de verano".

Hoy.

Dejemos de esperar a que algo pase, mientras lo único que pasa es la vida. Abramos la puerta y salgamos a buscarlo. Quitémonos las espinas, dejemos el vértigo guardado bajo la alfombra. Que hoy puede ser el día en el que el sol amanezca en tu mirada. Déjate de diques en el mar, de contener esperanzas aladas, abre las ventanas y sal a volar. Que hoy puede ser el día en el que todo pueda pasar.

Verbo ser.

Somos ahora eso que un día nunca quisimos ser, cenizas de un fuego que se ahoga, cachos de cristal volando por la cocina. Somos ese "vuelve" que nunca nos atrevimos a pronunciar, el presente del verbo ser en pasado y el condicional sin fianza del olvido. Somos partes rotas de dos cachos que nunca fueron uno entero. Fuimos TODO y ahora, sólo nos queda ser NADA.

Por ahora.

Otra cerveza más para seguir otro rato despierta , no apetece volver ya a casa, todavía se siente demasiado frío en ese lado vacío de la cama. "Todo va bien" y esas sonrisas a medias, sabe que a nadie engañan pero por lo menos ya no preguntan. Algún día llegará alguien que le haga quedarse cinco minutos más, pero eso ahora no pasa. Algún día sabe que dejará de romperse leyendo esas historias que otros cuentan y que tanto la suenan, algún día que todavía no ve, llegará cómo llega la primavera para devolverle el calor a su piel helada. Por ahora sabe que toca "resistir" la tormenta y seguir engrasando la armadura.