Historia breve de un domingo cualquiera.

Hay domingos de peli, manta y "no me muevo de la cama".  Domingos de paseos con la familia por la Plaza Mayor y de cenas con ibuprofenos, Cola-Cao, tupper, chino o  pizza del día anterior. Domingos en los que aprovechas para hacer limpieza o para barrer todo el polvo debajo de la alfombra y salir a respirar el aire fresco de la montaña. Y luego están esos domingos, en los que apareces con una cerveza (por no decir la caja entera) y parece que vuelve a ser viernes otra vez, que quedan mil horas hasta que haya que poner la alarma y hay que seguir imaginando que arreglamos el mundo mientras destrozamos tu cama.
Hoy no es de esos (todavía), pero podría.

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