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Mostrando entradas de mayo, 2018

Return.

Volveré a quedarme cinco minutos más tras la segunda alarma. Volverás a salir corriendo tras el último tren. Volveré a escalar espaldas a base de besos y tú a robarlos en cualquier anochecer. El café seguirá necesitando tres cucharaditas de azúcar. Tú seguirás buscando alguien que te endulce el corazón. Sonará esa canción que tanto nos gustaba pero la bailaremos junto a otros pies. Seguirás adorando las cosquillas pero no serán mis uñas las que anclen en tu espalda. Yo seguiré dándole vueltas al amor, a la poesía y a la vida en general. Pero serán otras personas las que se dormirán escuchándome hablar. Seguirán otros viajes, otros labios como destino, otras cenas y risas hasta el amanecer. Mis pesadillas seguirán, pero serán otros brazos los que las espanten. Tú seguirás buscando soñar en otros colchones. Volveré, Volverás. Y no pasará absolutamente nada, sólo el tiempo. Y el amor no terminará, sólo sus protagonistas habrán cambiado.

Tarde

Quizá algún día te visiten mis labios, como espejismo de Oasis dejen su estela en tu cuello. Quizá cruce por un momento por tu cabeza mi silueta, y un pensamiento furtivo. Quizá algún día dibujen tus dedos el camino que solían recorrer los míos buscando tu delirio, y esa canción la escuches en los cascos de alguien que no soy yo. Ese día vendrán a hablar las palabras que no dijimos, a apretar la soga del cuello. Quizás ese quizás llegue algún día, acompañado del momento exacto en el que decidiste convertir el presente en pasado, el momento en el que sellaste que nuestro destino sería en sofás distintos saboreando quizás y no besos.

El conejo en la chistera

Hay cosas que hasta para un metafísico sería un sacrilegio intentar explicar. Es  escalofrío que te recorre la espalda, cuando  llega por detrás y te besa. El contacto de sus labios  y su respiración en tu nuca, el vello buscando como girasoles la horizontalidad, cerrar los ojos por inercia y sentir que hasta el último poeta dimite por envidia. Se llama magia. Si lo has encontrado no lo pierdas, por desgracia ya no abunda entre la humanidad.

Fail

No tenemos que tener miedo a los errores, pues son nuestro mejor maestro. Es la suma de errores y aciertos la que nos ha llevado tan lejos, la que ha construido cada baldosa del camino. Es la suma de varios errores la que me ha llevado hasta ti, y aquí estoy, mirándote. O seas tú, quizás, el error que me falte para mi próximo acierto.

Lost

No perdemos a las personas de golpe, no hay un momento preciso, ni una línea imaginaria que al cruzarla hayamos pasado el límite. Normalmente suele pasar como cuando nos perdemos en un bosque, en el camino que siempre recorremos, la seguridad de sabérnoslo de memoria. Un día decidimos avanzar un poco más, dejar atrás por unos momentos el camino, por cinco minutos más...una hora... Ya volveré. Y así pasan los días, y avanzan nuestros pasos, día a día, siempre, sabiendo que cuando volvamos la vista atrás ahí seguirán sus piedras, sus riscos, como parte de algo que nos sabemos de memoria, que hasta con los ojos cerrados recorreríamos. Pero un día pasa, no sabes cuál exactamente, ni qué pasó fue el que diste de más, ni qué árbol fue el que escogiste por error, pero llega un momento en el que te vuelves y no sabes bien si es a izquierda o derecha... Y retrocedes, y avanzas, como con la brújula imantada...y ya nada es familiar. En ese momento es cuando descubres que ya no hay camino al que r

Boom

Tengo un C4 pegado al pecho con cinta aislante, le tengo amenazado con latir más fuerte. Tengo una bala en la recámara  y mi cerebro jugando a la ruleta rusa con la suerte. Un frasquito de poisson de la que usó Julieta para escapar de su destino... Solo que esta vez no lo haré por amor. No está permitido sentir, tengo un vuelo directo para huir, solo que esta vez el vuelo no es para dos. Estaba metida en una guerra y tú te habías convertido en el enemigo a abatir... Aunque fuese en mi cabeza.

Las dos y tres

Ese momento en el que tus manos, mis muslos, tus labios, la sed, agosto en plena ciudad, el pelo empapado, tu ombligo, una fusión nuclear, las sábanas, tu cuello, tu piel y mis ganas juegan a ser uno. Ese momento vi el tiempo en tus pupilas dilatarse hasta lo eterno.

Principito

Estoy sentada al lado del gran ventanal de la cafetería, fuera huele a tormenta de primavera, corre una suave brisa y hay alguna que otra nube gris en el cielo, está atardeciendo. En la mesa de al lado hay una pareja, se miran como si acabasen de conocerse... Juegan con sus dedos entrelazados mientras se toman una caña. El camarero anda atareado limpiando los restos de una mesa que acaba de irse. Me he pedido un café mientras te espero, tres azucarillos, hasta arriba de cafeína y poca leche. Miro por la ventana a la gente pasar corriendo hacia sus trabajos, a la compra, al lugar donde han quedado, sin fijarse en nadie más, y sonrio, a veces solo importan los cinco minutos previos a que aparezcas, en los que el tiempo no pasa, los cinco minutos antes de que cruces esa puerta y me sonrías y el tiempo vuelva a coger su carrera. El bajar la cabeza y recordar esas casualidades que nos hicieron estar aquí y ahora, los abrazos bajo las tormentas y los amaneceres reflejados en tus pestañas. Aq

Fruta prohibida.

¿Qué hubiese sido de Troya sin Paris y sin el fuego?. ¿Acaso recitan todavía los escritores modernos el nombre de Menelao? ¿A qué lúgubre estantería hubiese ido a parar la historia de Julieta sin su veneno? Bécquer, sin su rayo de luna, un novelista más trabajando a las órdenes de un déspota en cualquier despacho. Ulises sin sus sirenas, Quijote sin sus molinos. Sólo serían palabras sin sentido, nombres  abandonados en los límites del tiempo acumulando polvo, el cuerpo de una amante sin los placeres de las manos de su querido. Soy poeta, el amor y el dolor son mi reino. Lo corrompible, efímero, mortal no lo anhela mi cuerpo, no suspiro por un 14 de Febrero y una vida calma, con tardes de paella y aburrimiento. Quiero algo que valga la pena una ciudad, un imperio, la vida misma... Algo que me remueva todavía los adentros cuando mi cuerpo se esté pudriendo en mi lecho de madera. Si no eres capaz de darme la posesión de la Ambrosía no eres tú a quién busco. Mayn.

Alas de gorrión

Nacemos siendo adjetivos poseídos, jinetes a los que regalaron cadenas diciendo que eran las riendas de una vida que gira en un carrusel. Nos dan de mamar la dependencia como sinónimo de libertad, la posesión como sinónimo de amor. Nos enseñan a ser pájaros sin alas creyéndonos libres en una jaula de cristal solo porque no vemos las rejas, a ser peces nadando en una pecera de sal. Y un día vienes tú, y derivas las paredes de esta cueva de Platón en la que vivía, me desvistes en tu cama cada madrugada las cuerdas, y me dejas así, jadeando, sudando en un orgasmo etéreo desnuda de etiquetas, adverbios y pronombres. Cada beso tuyo no es una losa sino un ala más que me coses a la espalda. Y cada mañana, con la pecera rota, somos peces respirando fuera del agua, con cada roce pintores borrando códigos de barras, haces veleros con la venda que adornaba mi mirada. Y lo noto, siento lo que es dejar de respirar cuando vuelven a intentar colgarme la cadena. Y entonces aprendo de nuevo (si es que

Cinco minutos.

Cuando era pequeña esperaba a los reyes magos cada Navidad, esperé que se me cayese el primer diente de leche y al ratoncito Pérez, esperé las vacaciones de verano. Después aprendí a esperar a "hacerme mayor" para hacer cosas, a ser mayor de edad para entrar a las discotecas. Aprendí a esperar el trabajo de mi vida. Un tren, dos tres... A ser valiente, a atreverme, la primera cana, esperar el fin de semana. Y así esperando, también esperé a que me quisieras. ¿Pero sabes que? Que me he cansado de esperar y ver cómo la vida pasa mientras decido que ha llegado el momento justo.

Homenaje a Cortazar.

Un día nuevo marca el calendario, el olor a primavera se cuela por la ventana, pero hace tiempo que los pájaros empezaron con su canto. Paseo mis dedos por tu piel y dibujo mapas secretos, tu nariz, tus cejas, el vaivén de tus mejillas cuando sonríes. Guardo cada centímetro y lo vuelvo a recorrer con recelo, una y otra vez, como el pintor que teme dejar algún detalle en blanco. Mi memoria es el lienzo, mis yemas el pincel. Me sonríes, ajena, preguntandote quizás que qué demonios hago. Y yo solo sonrio y callo, mientras sigo en mi cometido como si el tiempo hubiese desaparecido. Doy paso a tu boca, a su silueta, a la diferencia de textura del borde al centro. La cual dibujo como dibujó Cortazar la que tanto amaba y la veo latir y hacerse cosquillas entre mis yemas. No soy consciente de cuanto tiempo ha pasado, cierro los ojos y repaso de memoria el mapa que acabo de dibujar. Pues es en ese mapa, escrito a braille, donde cuando ande perdida, lejos del calor de tu abrazo cerraré los ojos

XXIII

Quizá me desgasté la piel en cada una de tus idas y venidas, y me calaron los huesos hasta hacer mares en mis pupilas. Quizá comí tanta mierda que engordé hasta no pasar por tu aro. O la pena decidió que no la valias a ella. O sólo que un día decidí quitarme la venda y mirarme de frente en el espejo, darle una oportunidad a quién me miraba desde el otro lado. Quizás fue esa noche, en la que con el rimel hasta las rodillas vomité hasta el último cadaver de todas esas mariposas o ver el cepillo que había dejado en el baño instalado la tristeza. Nosé cual fue el momento exacto en el que el corazón me plantó cara, sólo sé que desde ese momento llevo por bandera cosido en la sonrisa "No es de quién la consigue, sino de quién la mantiene encendida gilipollas".