Fruta prohibida.
¿Qué hubiese sido de Troya sin Paris y sin el fuego?.
¿Acaso recitan todavía los escritores modernos el nombre de Menelao?
¿A qué lúgubre estantería hubiese ido a parar la historia de Julieta sin su veneno?
Bécquer, sin su rayo de luna, un novelista más trabajando a las órdenes de un déspota en cualquier despacho.
Ulises sin sus sirenas, Quijote sin sus molinos.
Sólo serían palabras sin sentido, nombres abandonados en los límites del tiempo acumulando polvo, el cuerpo de una amante sin los placeres de las manos de su querido.
Soy poeta, el amor y el dolor son mi reino.
Lo corrompible, efímero, mortal no lo anhela mi cuerpo, no suspiro por un 14 de Febrero y una vida calma, con tardes de paella y aburrimiento.
Quiero algo que valga la pena una ciudad, un imperio, la vida misma...
Algo que me remueva todavía los adentros cuando mi cuerpo se esté pudriendo en mi lecho de madera.
Si no eres capaz de darme la posesión de la Ambrosía no eres tú a quién busco.
Mayn.
¿Acaso recitan todavía los escritores modernos el nombre de Menelao?
¿A qué lúgubre estantería hubiese ido a parar la historia de Julieta sin su veneno?
Bécquer, sin su rayo de luna, un novelista más trabajando a las órdenes de un déspota en cualquier despacho.
Ulises sin sus sirenas, Quijote sin sus molinos.
Sólo serían palabras sin sentido, nombres abandonados en los límites del tiempo acumulando polvo, el cuerpo de una amante sin los placeres de las manos de su querido.
Soy poeta, el amor y el dolor son mi reino.
Lo corrompible, efímero, mortal no lo anhela mi cuerpo, no suspiro por un 14 de Febrero y una vida calma, con tardes de paella y aburrimiento.
Quiero algo que valga la pena una ciudad, un imperio, la vida misma...
Algo que me remueva todavía los adentros cuando mi cuerpo se esté pudriendo en mi lecho de madera.
Si no eres capaz de darme la posesión de la Ambrosía no eres tú a quién busco.
Mayn.
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