Principito

Estoy sentada al lado del gran ventanal de la cafetería, fuera huele a tormenta de primavera, corre una suave brisa y hay alguna que otra nube gris en el cielo, está atardeciendo. En la mesa de al lado hay una pareja, se miran como si acabasen de conocerse... Juegan con sus dedos entrelazados mientras se toman una caña. El camarero anda atareado limpiando los restos de una mesa que acaba de irse. Me he pedido un café mientras te espero, tres azucarillos, hasta arriba de cafeína y poca leche. Miro por la ventana a la gente pasar corriendo hacia sus trabajos, a la compra, al lugar donde han quedado, sin fijarse en nadie más, y sonrio, a veces solo importan los cinco minutos previos a que aparezcas, en los que el tiempo no pasa, los cinco minutos antes de que cruces esa puerta y me sonrías y el tiempo vuelva a coger su carrera.
El bajar la cabeza y recordar esas casualidades que nos hicieron estar aquí y ahora, los abrazos bajo las tormentas y los amaneceres reflejados en tus pestañas. Aquí estoy, mientras el mundo sigue girando, mirando mi café y pensando en que razón tenía el principito.
"Si vienes por ejemplo a las cuatro de la tarde, empezaré a ser feliz desde las tres."

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