Alquimista
Y se enamoró, de esa forma que le hacía sentir.
De la alquimia que existía entre sus sonrisas,
de la forma en la que la buscaba a ella entre cientos de miradas.
Era por él por quién sus cicatrices bailaban descalzas,
por esa forma de rozarse casi sin tocarse la piel.
Por esa dulzura que escondía bajo piel de pirata,
de sus rarezas que le hacían ejemplar atípico,
ambrosía de sibaritas... del vértigo por el que giraba todo
a su alrededor, y del casual por el que se paraba la velocidad de los engranajes del reloj
si entre miradas furtivas se descubrían.
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