Noviembre.
Hoy quise escribir algo bonito, pensando en el amor, las miradas, los escalofríos.
Hoy quise escribir y recordando me vi espectadora de un cine mudo. Las imágenes tenían ruido, se habían sobreexpuesto sobre otros momentos, el objetivo estaba desenfocado y tras un cristal de botella que hacía ambiguo todo.
No recuerdo muy bien el tono que tenían tus ojos, ni el olor de esa colonia que tanto me encantaba robarte del cuello. La primera vez que sentí vértigo al verte... ni todas las razones por las que llegaba tarde al trabajo robándole cinco minutos al tiempo. Las prisas, las ganas, los "quiero verte".
Es un cuadro de acuarelas desdibujado... tu piel lo sé, me encantaba recorrerla con la yema de los dedos, pero su tacto se me escapa a los sentidos. Si me preguntaran no sabría bien decir en qué momento nos bebimos Madrid la primera vez a besos, o cual fue la primera madrugada que vimos despuntar en el cielo.
Las palabras no existían, ni las primeras frases que nos escribimos, recuerdo juegos de madrugada contando secretos, hilando caricias con besos. Pero mi comisura ya no siente el calor o el frío de los tuyos. Alcanzo a recopilar partes de noches, fueron más de 500 pero no llego ni a nombrar 20.
El miedo ha dejado de paralizarme los pies y el amor ha dejado de darme alas para volver corriendo a tus caderas. Mi hogar ha pasado a llamarse "en un lugar de la mancha de cuyo nombre no puedo acordarme..." y todas las pesadillas que tenía desparecieron cuando se volvieron realidad, otros sueños murieron de frio en madrugadas sin abrazos que los arropasen.
Recojo un par de fotos, una postal y dos canciones en particular (aunque fueron muchas más las que me hacían sonreír si te veía bailándolas en mi cabeza). Dejo fuera todos aquellos silencios que hicieron que crecieran montañas entre nuestros caminos, se apagó la luz de la magia que provocábamos juntos y ya no hay senderos por donde regresar.
Añado también un par de decepciones, puñales que hicieron que supiera que dolería, pero si dolía habría merecido la pena. Los reproches y las disputas van a la papelera de reciclaje. Le doy un par de vueltas a como te encantaba picarme pero no encuentro las piezas para encajar el puzle.
Es una caja un poco vacía, cosas que evocan recuerdos sin sonido ni colores, intangibles formas que se desvanecerán como las huellas frente al mar. En una foto sonrió como si no me importase que el mundo se acabase al día siguiente. Cierro la tapa, no vaya otro momento a escaparse y firmo...
Con todo mi amor de alguien que una vez fui yo contigo. A mi musa.
Hoy quise escribir y recordando me vi espectadora de un cine mudo. Las imágenes tenían ruido, se habían sobreexpuesto sobre otros momentos, el objetivo estaba desenfocado y tras un cristal de botella que hacía ambiguo todo.
El tiempo no concede treguas. Es un compañero injusto que camina a la sombra de tu recuerdo, no da cartas blancas ni tablas de salvación. Olvida cuanto ha pasado en cuanto pasa y arrasa sin piedad dejando desiertos dónde hubo veranos.
No recuerdo muy bien el tono que tenían tus ojos, ni el olor de esa colonia que tanto me encantaba robarte del cuello. La primera vez que sentí vértigo al verte... ni todas las razones por las que llegaba tarde al trabajo robándole cinco minutos al tiempo. Las prisas, las ganas, los "quiero verte".
Es un cuadro de acuarelas desdibujado... tu piel lo sé, me encantaba recorrerla con la yema de los dedos, pero su tacto se me escapa a los sentidos. Si me preguntaran no sabría bien decir en qué momento nos bebimos Madrid la primera vez a besos, o cual fue la primera madrugada que vimos despuntar en el cielo.
Las palabras no existían, ni las primeras frases que nos escribimos, recuerdo juegos de madrugada contando secretos, hilando caricias con besos. Pero mi comisura ya no siente el calor o el frío de los tuyos. Alcanzo a recopilar partes de noches, fueron más de 500 pero no llego ni a nombrar 20.
El miedo ha dejado de paralizarme los pies y el amor ha dejado de darme alas para volver corriendo a tus caderas. Mi hogar ha pasado a llamarse "en un lugar de la mancha de cuyo nombre no puedo acordarme..." y todas las pesadillas que tenía desparecieron cuando se volvieron realidad, otros sueños murieron de frio en madrugadas sin abrazos que los arropasen.
Recojo un par de fotos, una postal y dos canciones en particular (aunque fueron muchas más las que me hacían sonreír si te veía bailándolas en mi cabeza). Dejo fuera todos aquellos silencios que hicieron que crecieran montañas entre nuestros caminos, se apagó la luz de la magia que provocábamos juntos y ya no hay senderos por donde regresar.
Añado también un par de decepciones, puñales que hicieron que supiera que dolería, pero si dolía habría merecido la pena. Los reproches y las disputas van a la papelera de reciclaje. Le doy un par de vueltas a como te encantaba picarme pero no encuentro las piezas para encajar el puzle.
Es una caja un poco vacía, cosas que evocan recuerdos sin sonido ni colores, intangibles formas que se desvanecerán como las huellas frente al mar. En una foto sonrió como si no me importase que el mundo se acabase al día siguiente. Cierro la tapa, no vaya otro momento a escaparse y firmo...
Con todo mi amor de alguien que una vez fui yo contigo. A mi musa.
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