Ojos cristal.

La chica de sonrisa fácil. La que saltaba en los charcos cada vez que llovía, de abrazos bien apretados y cola-caos de madrugada. La chica del corazón de cristal (tan transparente como el agua en calma), el cual un día regaló junto con una nota que decía "mercancía frágil, tratar con cuidado".
Le devolvieron el paquete sin abrir y estrellado.  Al ir a abrirlo para recomponerlo se le metió un cristal de aquellos en la pupila. Y, ahora, cada vez que aprieta el frío sus ojos brillan un poco más.
Esta carta es para ti... resiste, después de la tormenta las flores crecen más...
Aguanta, y por ahora deja que rieguen tus mejillas las gotas de lluvia, no hay nada mejor para curar las heridas que el agua salada.
Resiste, por muy largo que haya sido el invierno la primavera siempre llega.

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