David y Goliat.

Siempre me sentía David, pequeña, menuda, frágil ante su Goliat. Supongo que nadie, incluso tú, dabas un duro porque venciese la batalla.
que al final me puediese sobreponer al huracán que causaba tu presencia en mis tripas. También supongo, que como diría David en su tiempo, un día me dije "a tomar por culo con todo" y mi pequeñez acertó de lleno en tu ego.
Y caíste, como Goliat, por tener segura la batalla.
Y vencí, como David, por no tener miedo de perder nada.

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