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El perdón

Día nublado tras el cristal de la cafetería, veo a gente pasar temiendo que llueva, el café se enfría mientras observo su humo desvanecerse entre el aire que respiro. Miss Caffeina retumba tras los auriculares en mis oídos. Una de mis canciones favoritas evoca recuerdos de hace tiempo, viejos fantasmas que tengo ahora sonriéndole a mi oído. Pienso en el tiempo y en sus caprichos, pienso en todos los errores cometidos y el camino andado desde ellos. Te borré hace tiempo de mi lista de fallos, desbloqueé tu herida y la dejé al aire fresco de otoño cicatrizar. Y ya no duele, he conseguido mirarla con cariño. Es extraño, viví junto a ella los peores momentos del año. Pero no, la acaricio con cuidado, no estaría aquí con las alas del ave Fénix resplandeciendo al despertar. Hubiese sido fácil cubrirte de fango, dada mi estrecha relación con las palabras. Hubiese podido hacer que te odiase media España y todo México sólo con contar la versión desde el punto de Caperucita. Reírme de t

Caminos

Hace tiempo que empecé a escribir. Me gustaba, fluía, nacía sin anestesias. Un día le fallé de la forma más cruel a quién más quería, y no supe o quise arreglarlo. Encerré mi alma entre paredes capitalistas, entre apariencias de naufrago moderno y perdí la llave. En alguna parte había una yo asustada, vacía, sola llorando tras un espejo sin reconocer la cara que veía reflejada sonriendo con carmín permanente de labios. Mis letras se convirtieron en botellas con mensajes tiradas al océano por si alguna vez llegaban. Fueron instrucciones, botes salvavidas, llamadas de socorro. Fueron también anestesia, eran buenos y cuanto más buenos más me desdibujaba yo. Entré en una espiral en la cual la pasión estaba sin amansar, todos mis demonios dormían por las noches conmigo. Pinté la realidad de rosa pastel pero cada mañana necesitaba una isla dónde naufragar y elegí la peor. Terminé de perderme, fallé a gente que prometí nunca fallar, le fallé a la persona que estaba siempre ahí, a mi. Un

Alquimista

Y se enamoró, de esa forma que le hacía sentir. De la alquimia que existía entre sus sonrisas, de la forma en la que la buscaba a ella entre cientos de miradas. Era por él por quién sus cicatrices bailaban descalzas, por esa forma de rozarse casi sin tocarse la piel. Por esa dulzura que escondía bajo piel de pirata, de sus rarezas que le hacían ejemplar atípico, ambrosía de sibaritas... del vértigo por el que giraba todo a su alrededor, y del casual por el que se paraba la velocidad de los engranajes del reloj  si entre miradas furtivas se descubrían.

Noviembre.

Hoy quise escribir algo bonito, pensando en el amor, las miradas, los escalofríos. Hoy quise escribir y recordando me vi espectadora de un cine mudo. Las imágenes tenían ruido, se habían sobreexpuesto sobre otros momentos, el objetivo estaba desenfocado y tras un cristal de botella que hacía ambiguo todo. El tiempo no concede treguas. Es un compañero injusto que camina a la sombra de tu recuerdo, no da cartas blancas ni tablas de salvación. Olvida cuanto ha pasado en cuanto pasa y arrasa sin piedad dejando desiertos dónde hubo veranos. No recuerdo muy bien el tono que tenían tus ojos, ni el olor de esa colonia que tanto me encantaba robarte del cuello. La primera vez que sentí vértigo al verte... ni todas las razones por las que llegaba tarde al trabajo robándole cinco minutos al tiempo. Las prisas, las ganas, los "quiero verte". Es un cuadro de acuarelas desdibujado... tu piel lo sé, me encantaba recorrerla con la yema de los dedos, pero su tacto se me escapa a los

Bolas de nieve

Que bonito mirar la sombra que hace tu cintura desnuda sobre la sábana enredada. Fuera empieza a nevar, la sal se deshace en la curva de tu cuello, el café se empieza a enfriar. La encimera con la huella de cuatro manos abrazadas, el cuello desnudo y mi sonrisa a quemarropa con tu piel. Se acaba el día, tramando escapar, ahogando el tiempo entre mantas y sofá. Se acabarán las horas, los días pasarán, caerán tormentas, pasarán veranos y ahí seguiremos. En nuestra bola de cristal, si aún la agitas nos puedes escuchar.

Clandestino

Un Dicumarol directo a mi válvula sigmoidea aórtica, aumento de mi presión arterial, Rivaroxaban desalojando el nitrógeno líquido de mis venas. Un desfibrilador a quemarropa y de nuevo siento el dolor de los pulmones abrirse dando paso al aire, al pecho ceder y volver a hundirse, punzadas en mis capilares desengrasándose. El impreciso todavía tacto de tus labios con los míos, derritiendo el invierno en el que vivía presa, el reloj dando el primer tic desde hace tiempo. El calor, el olor, los sonidos, mi cuerpo volviendo del Niflheim. Me vuelvo una metafísica creyendo en dios, mis pupilas se dilatan y alcanzo el límite de pulsaciones permitidas por la DGT, te toco como lo primero que toca un ciego al ver y te beso con la misma fuerza y necesidad con la que coge un submarinista su último trago de oxigeno antes del descenso. Mi pecho entra en mitosis y crece bajo el torax, mi aliento vuelve a recobrar el calor, cierro los ojos, dejo de ser una hija de la luna. Un beso, una vía directa

Cuestión de Gustos

Era noche cerrada en Madrid city, las pupilas dilatadas, sonaba Roosvelt tras los altavoces de la discoteca. Mi mano derecha sujetaba un Puerto de Indias con un par de fresas congeladas, el pelo empezaba a producir pequeñas gotas de sudor que resbalaban por mi columna y mi cuerpo se balanceaba al son de los acordes. Notaba ya como el alcohol iba produciendo sus efectos en mi, todo se volvía más etéreo... el reloj dejó de marcar los segundos y todos estábamos inmersos en una danza tribal. Cerré los ojos, Montreal, y noté cómo sus manos me acariciaban la espalda, el olor de su cuello envolvió todos mis sentidos mientras sus dedos tocaban los acordes del estribillo. Me mordí el labio y aceleré el vaivén de mi cuerpo, me rodeó y se pegó a mi espalda mientras apartaba los pocos mechones de pelo que me cubrían el talón de Aquiles y clavó su veneno en mi. Podía sentir el calor de su cuerpo mezclándose con el mío, la humedad de su lengua dibujando corrientes más allá de mi cuello. Respiré ta

No te olvides..

Te mereces a alguien que alumbre tus noches de verano con caricias fluorescentes. Que haga temblar de miedo a todos tus miedos. Alguien que te coja de la mano y salte contigo al precipicio. Que te siga con tus ideas de bombero por muy loco que sea, porque no le importe el camino si es contigo. Te mereces a alguien que haga que todos los poemas del mundo se queden pequeños, y los poetas parezcan unos analfabetos. A alguien junto a quién el tiempo se escape volando de esta jaula llamada asfalto. Que no haya que visitar París para  saber lo que significa romanticismo, que la rutina no amuerme y la pasión siga ardiendo. Te mereces a alguien que sólo busque escusas para verte sonriendo. Que te enseñe que los cuentos no son algo inventado, que no hay finales felices sino sólo principios y que lo imposible sólo quede a la distancia de la que queda un beso. No lo olvides, te lo mereces.

Ahora que vamos despacio...

A veces perseguimos la certeza anhelando encontrar la rosa con más espinas del jardín, pobres idiotas alérgicos al sol abriendo la ventana de par en par, queriendo tener la razón aunque teniendola nos quedemos sin nada. Y sí, te diría que ya lo sabía, que lo supe desde el momento en el que mi boca rozó tus labios y los nombró soledad. Ví la tormenta acercarse y cubrir todo de gris, y salí a bailar descalza y sin paraguas a sabiendas de que tu tierra sólo albergaba cristales. Te diría cómo cada día desde ese día me digo a mi misma: "Está bien, ya sabías que esto iba a pasar". Y me previne contra tu seismo, pero mentiría si dijese que el huracán dejó cada mañana anegada. Pero sé que miento, al decir que era la verdad lo que buscaba. Igual que te mentí cada vez que te decía que me daban miedo las tormentas sólo porque no te marcharas. Mentiría si dijese que apreté la venda en vez de soltarla. Mentiría también si no te dijese que el pasado escuece cada vez que doblas
Los que dicen que la magia no existe es porque no han querido arrancarse la piel por estar más cerca. Magia era sentir como el mundo frenaba su vértigo y se congelaba antes de convertirse en átomos y dispersarse. Sentir como los pies no obedecían a las leyes de Newton y se elevaban en el asfalto. Magia era sentir todas las flores brotar en segundos en las tripas, el temblor escala 10 en las rodillas cada vez que me miraba... Era tener un ático en Paris con vistas a las pirámides y la muralla desde el sofá de casa. Y ver como todos los poetas renunciaban muertos de envidia, pues no nos hacían falta atardeceres  ni calles emblemáticas para ser poesía. Era volver a ser niño, y ver la vejez, aprender cosmología en cada uno de sus lunares, Sentir la fe incondicional de la teología, saber a lo que olía Edén en su nuca y arder como un ciudadano de Sodoma y Gomorra cada vez que perdía el norte como Colón y encontraba la tierra prometida en su cadera. Sentir lo que se siente al pi

Colorado.

Creo que no te diste cuenta, nunca se pasó por tu mente, hasta el momento en el que viste a mi boca sonreirle a otra que no era la tuya. No pensaste que quizá me cansase simplemente. No pensaste que los sitios favoritos dejan de serlo, que el amor no termina sino que cambia de dueño. No pensaste que recogería mi dignidad (o los trozos que quedaban de ella) alzando el dedo corazón dando media vuelta al cuento. Igual esas cosas no se piensan, hasta que ves el tren en marcha y dirección contraria. Y ahí ya sólo queda quedarte en el anden parado viendo como se aleja hasta hacerse imperceptible a la vista. Y ya solo me queda decir... haberlo pensado antes.

You.

Que me muero por hacerle cosquillas a tu sonrisa, versarte en cada esquina de esta enorme ciudad. Que lo que la tinta no pueda contar te lo cuenten mis ojos cada mañana... Que desde que estás tú solo existen soles, y estrellas y galaxias enteras. Que soy solo un navegante entre tus lunares, un colono de tu cadera donde mis brújulas pierden el norte buscando tu sur en las madrugadas. Que me olvido de ser poeta si me besas, Que no existo si no me tocas, Que viajo a la luna sin pasaporte Y me siento el rey del mundo cada vez que me miras... que sólo me sale sonreír cada vez que te paseas por mi cabeza.

Return.

Volveré a quedarme cinco minutos más tras la segunda alarma. Volverás a salir corriendo tras el último tren. Volveré a escalar espaldas a base de besos y tú a robarlos en cualquier anochecer. El café seguirá necesitando tres cucharaditas de azúcar. Tú seguirás buscando alguien que te endulce el corazón. Sonará esa canción que tanto nos gustaba pero la bailaremos junto a otros pies. Seguirás adorando las cosquillas pero no serán mis uñas las que anclen en tu espalda. Yo seguiré dándole vueltas al amor, a la poesía y a la vida en general. Pero serán otras personas las que se dormirán escuchándome hablar. Seguirán otros viajes, otros labios como destino, otras cenas y risas hasta el amanecer. Mis pesadillas seguirán, pero serán otros brazos los que las espanten. Tú seguirás buscando soñar en otros colchones. Volveré, Volverás. Y no pasará absolutamente nada, sólo el tiempo. Y el amor no terminará, sólo sus protagonistas habrán cambiado.

Tarde

Quizá algún día te visiten mis labios, como espejismo de Oasis dejen su estela en tu cuello. Quizá cruce por un momento por tu cabeza mi silueta, y un pensamiento furtivo. Quizá algún día dibujen tus dedos el camino que solían recorrer los míos buscando tu delirio, y esa canción la escuches en los cascos de alguien que no soy yo. Ese día vendrán a hablar las palabras que no dijimos, a apretar la soga del cuello. Quizás ese quizás llegue algún día, acompañado del momento exacto en el que decidiste convertir el presente en pasado, el momento en el que sellaste que nuestro destino sería en sofás distintos saboreando quizás y no besos.

El conejo en la chistera

Hay cosas que hasta para un metafísico sería un sacrilegio intentar explicar. Es  escalofrío que te recorre la espalda, cuando  llega por detrás y te besa. El contacto de sus labios  y su respiración en tu nuca, el vello buscando como girasoles la horizontalidad, cerrar los ojos por inercia y sentir que hasta el último poeta dimite por envidia. Se llama magia. Si lo has encontrado no lo pierdas, por desgracia ya no abunda entre la humanidad.

Fail

No tenemos que tener miedo a los errores, pues son nuestro mejor maestro. Es la suma de errores y aciertos la que nos ha llevado tan lejos, la que ha construido cada baldosa del camino. Es la suma de varios errores la que me ha llevado hasta ti, y aquí estoy, mirándote. O seas tú, quizás, el error que me falte para mi próximo acierto.

Lost

No perdemos a las personas de golpe, no hay un momento preciso, ni una línea imaginaria que al cruzarla hayamos pasado el límite. Normalmente suele pasar como cuando nos perdemos en un bosque, en el camino que siempre recorremos, la seguridad de sabérnoslo de memoria. Un día decidimos avanzar un poco más, dejar atrás por unos momentos el camino, por cinco minutos más...una hora... Ya volveré. Y así pasan los días, y avanzan nuestros pasos, día a día, siempre, sabiendo que cuando volvamos la vista atrás ahí seguirán sus piedras, sus riscos, como parte de algo que nos sabemos de memoria, que hasta con los ojos cerrados recorreríamos. Pero un día pasa, no sabes cuál exactamente, ni qué pasó fue el que diste de más, ni qué árbol fue el que escogiste por error, pero llega un momento en el que te vuelves y no sabes bien si es a izquierda o derecha... Y retrocedes, y avanzas, como con la brújula imantada...y ya nada es familiar. En ese momento es cuando descubres que ya no hay camino al que r

Boom

Tengo un C4 pegado al pecho con cinta aislante, le tengo amenazado con latir más fuerte. Tengo una bala en la recámara  y mi cerebro jugando a la ruleta rusa con la suerte. Un frasquito de poisson de la que usó Julieta para escapar de su destino... Solo que esta vez no lo haré por amor. No está permitido sentir, tengo un vuelo directo para huir, solo que esta vez el vuelo no es para dos. Estaba metida en una guerra y tú te habías convertido en el enemigo a abatir... Aunque fuese en mi cabeza.

Las dos y tres

Ese momento en el que tus manos, mis muslos, tus labios, la sed, agosto en plena ciudad, el pelo empapado, tu ombligo, una fusión nuclear, las sábanas, tu cuello, tu piel y mis ganas juegan a ser uno. Ese momento vi el tiempo en tus pupilas dilatarse hasta lo eterno.

Principito

Estoy sentada al lado del gran ventanal de la cafetería, fuera huele a tormenta de primavera, corre una suave brisa y hay alguna que otra nube gris en el cielo, está atardeciendo. En la mesa de al lado hay una pareja, se miran como si acabasen de conocerse... Juegan con sus dedos entrelazados mientras se toman una caña. El camarero anda atareado limpiando los restos de una mesa que acaba de irse. Me he pedido un café mientras te espero, tres azucarillos, hasta arriba de cafeína y poca leche. Miro por la ventana a la gente pasar corriendo hacia sus trabajos, a la compra, al lugar donde han quedado, sin fijarse en nadie más, y sonrio, a veces solo importan los cinco minutos previos a que aparezcas, en los que el tiempo no pasa, los cinco minutos antes de que cruces esa puerta y me sonrías y el tiempo vuelva a coger su carrera. El bajar la cabeza y recordar esas casualidades que nos hicieron estar aquí y ahora, los abrazos bajo las tormentas y los amaneceres reflejados en tus pestañas. Aq

Fruta prohibida.

¿Qué hubiese sido de Troya sin Paris y sin el fuego?. ¿Acaso recitan todavía los escritores modernos el nombre de Menelao? ¿A qué lúgubre estantería hubiese ido a parar la historia de Julieta sin su veneno? Bécquer, sin su rayo de luna, un novelista más trabajando a las órdenes de un déspota en cualquier despacho. Ulises sin sus sirenas, Quijote sin sus molinos. Sólo serían palabras sin sentido, nombres  abandonados en los límites del tiempo acumulando polvo, el cuerpo de una amante sin los placeres de las manos de su querido. Soy poeta, el amor y el dolor son mi reino. Lo corrompible, efímero, mortal no lo anhela mi cuerpo, no suspiro por un 14 de Febrero y una vida calma, con tardes de paella y aburrimiento. Quiero algo que valga la pena una ciudad, un imperio, la vida misma... Algo que me remueva todavía los adentros cuando mi cuerpo se esté pudriendo en mi lecho de madera. Si no eres capaz de darme la posesión de la Ambrosía no eres tú a quién busco. Mayn.

Alas de gorrión

Nacemos siendo adjetivos poseídos, jinetes a los que regalaron cadenas diciendo que eran las riendas de una vida que gira en un carrusel. Nos dan de mamar la dependencia como sinónimo de libertad, la posesión como sinónimo de amor. Nos enseñan a ser pájaros sin alas creyéndonos libres en una jaula de cristal solo porque no vemos las rejas, a ser peces nadando en una pecera de sal. Y un día vienes tú, y derivas las paredes de esta cueva de Platón en la que vivía, me desvistes en tu cama cada madrugada las cuerdas, y me dejas así, jadeando, sudando en un orgasmo etéreo desnuda de etiquetas, adverbios y pronombres. Cada beso tuyo no es una losa sino un ala más que me coses a la espalda. Y cada mañana, con la pecera rota, somos peces respirando fuera del agua, con cada roce pintores borrando códigos de barras, haces veleros con la venda que adornaba mi mirada. Y lo noto, siento lo que es dejar de respirar cuando vuelven a intentar colgarme la cadena. Y entonces aprendo de nuevo (si es que

Cinco minutos.

Cuando era pequeña esperaba a los reyes magos cada Navidad, esperé que se me cayese el primer diente de leche y al ratoncito Pérez, esperé las vacaciones de verano. Después aprendí a esperar a "hacerme mayor" para hacer cosas, a ser mayor de edad para entrar a las discotecas. Aprendí a esperar el trabajo de mi vida. Un tren, dos tres... A ser valiente, a atreverme, la primera cana, esperar el fin de semana. Y así esperando, también esperé a que me quisieras. ¿Pero sabes que? Que me he cansado de esperar y ver cómo la vida pasa mientras decido que ha llegado el momento justo.

Homenaje a Cortazar.

Un día nuevo marca el calendario, el olor a primavera se cuela por la ventana, pero hace tiempo que los pájaros empezaron con su canto. Paseo mis dedos por tu piel y dibujo mapas secretos, tu nariz, tus cejas, el vaivén de tus mejillas cuando sonríes. Guardo cada centímetro y lo vuelvo a recorrer con recelo, una y otra vez, como el pintor que teme dejar algún detalle en blanco. Mi memoria es el lienzo, mis yemas el pincel. Me sonríes, ajena, preguntandote quizás que qué demonios hago. Y yo solo sonrio y callo, mientras sigo en mi cometido como si el tiempo hubiese desaparecido. Doy paso a tu boca, a su silueta, a la diferencia de textura del borde al centro. La cual dibujo como dibujó Cortazar la que tanto amaba y la veo latir y hacerse cosquillas entre mis yemas. No soy consciente de cuanto tiempo ha pasado, cierro los ojos y repaso de memoria el mapa que acabo de dibujar. Pues es en ese mapa, escrito a braille, donde cuando ande perdida, lejos del calor de tu abrazo cerraré los ojos

XXIII

Quizá me desgasté la piel en cada una de tus idas y venidas, y me calaron los huesos hasta hacer mares en mis pupilas. Quizá comí tanta mierda que engordé hasta no pasar por tu aro. O la pena decidió que no la valias a ella. O sólo que un día decidí quitarme la venda y mirarme de frente en el espejo, darle una oportunidad a quién me miraba desde el otro lado. Quizás fue esa noche, en la que con el rimel hasta las rodillas vomité hasta el último cadaver de todas esas mariposas o ver el cepillo que había dejado en el baño instalado la tristeza. Nosé cual fue el momento exacto en el que el corazón me plantó cara, sólo sé que desde ese momento llevo por bandera cosido en la sonrisa "No es de quién la consigue, sino de quién la mantiene encendida gilipollas".

La huida.

Me dijiste que te encantaba la forma en la que te miraba... y fue lo primero que te encargaste de derribar. Clavé mis dedos en tu tierra, sentí su humedad bajo mis yemas, escavé y allí de rodillas encontré esqueletos de amantes perdidos que se negaron a abandonar y allí  perecieron, sedientos, presas fáciles del caudal del tiempo. Y entonces, como en un sueño lúcido, pude atisbar parte del hilo... me encontraba sobre tierra yerma, estrato precario, suelo incapaz de dar a sus frutos más de dos veranos. Plantas verdes, habitan allí, plantas caducas, perecederas que no necesitan un sedimento profundo dónde hundir su raíz. Plantas que no conocerán el veinte de Abril. Tela de araña para náufragos, que van en busca de algo de aliento a tu manantial, y solo encuentran sed y sal. Tierra incapaz de dar alimento a las semillas de sus pobres labradores, que deciden ahí quedarse presos de las cadenas de la esperanza, aferrados al quizás,

Fenómenos naturales.

Hace tiempo la orientadora de mi colegio llamó a mis padres para una reunión de rutina, nos habían hecho los típicos tests psicológicos antes de pasar al instituto. Después de estar un rato esperando en el descansillo con todos los padres les tocó su turno. Nada más entrar, habiéndonos sentado ya les miró, con los resultados en las manos y les dijo, "A ver como les explico, su hija es algo parecido a un fenómeno meteorológico". Si, así sin más... fenómeno, algo fuera de lo común, de lo normal...vamos me estaba llamando anormal...y encima comparándome con algo como un tsunami o una tormenta (imaginaros esas dos palabras retumbando en la cabeza de una niña). La cosa no paró ahí, pasó a definirme (todo el rato con cara de "lo siento por vosotros padres") como una niña impredecible, "se rige por sus emociones y cuestiona las normas, no tiene filtro alguno..." en resumen, su hija es SALVAJE y pobrecita, le va a costar adaptarse. Mis padres la escucharon atenta

Un lugar llamado olvido.

Un día despertarás, abrirás los ojos y te encontraras habitando el limbo del olvido. No diferencio claramente el tono que tenían ya sus ojos, el timbre de voz, la forma en la que sonreía se van perdiendo como fotogramas antiguos bajo la luz del sol. Recuerdo, ahora con esfuerzo, la forma que tenían sus yemas de arrancarme el alma con cada roce, recuerdo bailar la sangre en mis venas haciendo espuma de mar cada vez que su boca se precipitaba sobre la mía, recuerdo cerrar los ojos y flotar... vago, difuso, recuerdo forzado ya. Respiro bajo las sábanas, acaricio el espacio que antes debió ocupar su silueta como buscando un vestigio de calor en el colchón, pero se han perdido todas las sensaciones que mi cuerpo guardaba. Hace algún tiempo podía evocar su presencia, su sonrisa en mi nuca mientras sus manos jugaban a tentar las madrugadas, el tacto de su pelo, la frialdad de las sábanas en contacto con los cuerpos, el sudor de su espalda ahora son  sólo imágenes que con esfuerzo, como el

Poesía.

Este mundo más que nunca necesita la poesía. Una sonrisa, algo que haga palpitar de nuevo el amor dentro de las corazas. Este mundo donde lo normal es mirar a otro lado y cerrar los ojos ante las injusticias, necesita un faro de Alejandría. No necesita banqueros,ni más políticos, ni porteros en las revistas. Necesitamos una luz, una palabra que nos devuelva la decencia. Las ganas de luchar, de salir a la calle y gritar que este mundo no nos gusta, que vamos a cambiarlo, que no más injusticias. No más gente en las calles pasando miseria, no más muertos bajo ninguna bandera. No me considero poeta sólo porque escriba, yo también tengo un sueño como Mandela, la bala que apuntaba a Kennedy también apuntaba a mi cabeza. Poeta es todo aquel que hace de la vida belleza, asique haz poesía a tu manera, pinta, vive, folla, baila, besa. Yo por mi parte me doy por satisfecha si en alguna de mis historias asoma en tu cara una leve sonrisa.

Happiness.

Tengo esa sensación de vértigo de quién va conduciendo consciente del precipicio bajo sus pies y aún así acelera y sonríe. Apareciste después del huracán, en inviernos infinitos para enseñarme que hay soles en Enero que a veces calientan más que pleno Agosto. Apareciste cuando había relegado el corazón al fondo de un cajón oscuro, dónde habita el olvido las cosas que no sirven ya. Y mírame ahora, sonriendo como un loco sombrerero. Y mírame ahora, gritando échenle más leña al fuego. Dimos fin a las noches sin fin, Abril perdió todas sus lluvias. La soledad se vistió de rojo carmín bajo la luna llena, el insomnio dejó paso al amanecer entre tus piernas. Esta vez, piso a fondo, esta vez salto sin freno.

Héroes.

Mis héroes no salen en portadas de revistas, no son influencers de moda ni viven en casas lujosas. Mis héroes te los podrás cruzar cualquier día volviendo en el metro de fiesta, agachados, diminutos, casi imperceptibles, vencidos por el sueño yendo de madrugada a la oficina. Son esa gente que dio sin esperar nada a cambio siempre con una sonrisa, El camarero que te atiende amable mientras cobra un sueldo de miseria. La chica que dejó de salir de fiesta por centrarse en su carrera. Aquel compañero que un día decidió que no iba a ocultarse más, que todo amor era legítimo y esa era su vida. No cobran millonadas, ni esperan un show con las mejores audiencias. Si te fijas bien ahí están, a tu lado. Haciendo lo mejor que se les da, enseñar que los sueños no son un camino que hay que abandonar, que las sonrisas no figuran como valor de mercado y que a veces no hay que llevar capa para ser capaces de volar...

XXI.

Prefiero arrancarte la piel, que la ropa ya te la quitaron otras.

Viceversa.

Nunca dejes de ser aquello que ves en el espejo por las voces que dicen quién creen que eres. Recuerda que el juicio siempre fue un cuadro abstracto, déjales con su realidad y una nota que diga: "LA BELLEZA SIEMPRE ESTÁ EN LOS OJOS DE QUIÉN MIRA, Y VICEVERSA".

La hora.

Se fue esperando que corriese a por ella y lo único que corrió fue el tiempo entre ellos. Y ahora, vuela más que el viento que azota las playas de su isla desierta, dejó muerto el cuento y el corazón en la maleta. Guarda en cajones bien doblado lo que no merece lástimas, hace tiempo que el lobo dejó de contarle cuentos a Caperucita. Ahora cerró la puerta con llave y tiró el mapa de vuelta, ahora se pinta la cara con carmín de guerra, ahora ya no suenan cantos de sirena sino tambores de revuelta. (Ahora es hora de que vuelva a reconquistar su ahora).

Círculo polar ártico.

Quizá estábamos condenados a ser los amantes del círculo polar ártico. Sendas paralelas, que conseguían rozarse en cruces del camino, para volver a distanciarse, separarse, intuirse. Condenados, como la luna y el sol a perseguir un destino esperando que algún año un eclipse solar de verano les permitiese de nuevo bailar cuerpo con cuerpo. Sobra decir que nunca creí en el destino, y aquí estoy con el pie puesto en el acelerador y pisando a fondo.

Verdugos.

Tú y yo saldremos ilesos de esta trinchera. No puedo decir lo mismo de las esquinas de nuestra ciudad, huérfanas ahora de besos. ahora el tiempo no sabrá qué hacer con todos esos segundos que le robábamos, no volverán los poetas a envidiar las letras que escribí a braille sobre tu espalda. Todos esos recuerdos que  dejamos de fabricar no habitarán las estancias de nuestra memoria. Tú y yo saldremos de esta, sí. Porque fuimos los verdugos que apretaron sin temblar el gatillo a quemarropa...

Noche.

La noche a plomo ciñe, opreso el pecho sobre el recuerdo. Mi poemario en la linde de la cama, cuando aún la aurora no ha despertado. Entreabro el  triste cuaderno, cuatro paredones, una ventana y el descalzo suelo. El contacto de cada folio, unos dedos bailando por su filo, un extraño latir brotando en el pecho. No lo pienso... Uno por uno, letra por letra, las derramo ventana abajo. Mi mano resbala por la fría tapa, carente de cuerpo,  una hoja en blanco lo acompaña. La miro así, vacía, muda de tinta, lienzo limpio despojado de toda historia. Y así me veo, y así me reflejo, la luz asoma apenas en la cornisa del vecino. De luciérnagas habrá que llenar el cuaderno, de campos verdes y silencios complices. De abrazos largos y miradas sin malicia, de blancos amaneceres en playas de agua clara, dónde no habite el tiempo ni su idea. Y no ha de haber espacio, ni un margen siquiera, en esa hoja nueva para derramar tintas tristes y llantos en la madrugada. Sol

Jaque mate.

Ahí estaba, inherte, frío, en mitad de las costillas, con un tiro a bocajarro. Y en la faz una leve sonrisa, la sonrisa del preso que, sabiéndose condenado a muerte decide suicidarse un día antes. Había decidido (en un arranque de orgullo, muy suyo) dejarle con las ganas al cerebro de despedirlo, aunque fuese el final su último latido, él había vencido.

Ella.

Era diferente, no le asustaban las caídas, incluso diría que tenía una extraña predisposición a las heridas, tenía casi tantas cicatrices como lunares le adornaban la espalda. Lo que me fascinaba de ella era que cada vez que se caía, se levantaba, se sacudía las rodillas y decía "no ha sido tan grave" y automáticamente pasaba a otra cosa. Era a veces insoportablemente incontrolable, un torbellino, una suave brisa que de repente desembocaba en huracán, y que bien cuando sus rachas azotaban las sábanas de mi cama. Era verano, primavera e invierno en una sola persona, un desierto capaz de ahogarte en polvo o el manantial donde reposar el alma cansada, era batalla y tregua, mentira y verdad, era la jodida vida misma. Cuando reía sabías que lo hacía desde las tripas, de verdad, como solo saben hacerlo los niños, era tan de verdad que el día que dijo que se marchaba desee que fuese como el resto, simple, sumisa, reflejo de esta sociedad, desee encontrar en sus ojos un atisbo de su

David y Goliat.

Siempre me sentía David, pequeña, menuda, frágil ante su Goliat. Supongo que nadie, incluso tú, dabas un duro porque venciese la batalla. que al final me puediese sobreponer al huracán que causaba tu presencia en mis tripas. También supongo, que como diría David en su tiempo, un día me dije "a tomar por culo con todo" y mi pequeñez acertó de lleno en tu ego. Y caíste, como Goliat, por tener segura la batalla. Y vencí, como David, por no tener miedo de perder nada.

Viernes.

La chica de sonrisa de Don Juan, sus ojos esconden más cosas de las que se puedan contar con un par de cañas, quizás sea ese su secreto, es un iceberg que vale la pena bucear. Ha visto más tocado y hundido de los que quisiera, pero sigue poniéndose la música bien alta e imaginando que alguien llegará un día para derribar todos esos inviernos.  Hoy se vestirá de fiesta, dejando los sueños guardados por unas horas bajo el edredón. Toca salir, unas cañas y un poco de música moderna. Unos cuantos chupitos de Thunder y unas risas con sus amigas. El aire de los viernes sienta mejor si es en buena compañía, mañana el mundo seguirá igual, por hoy le vale con soñar que alguien la sacará a bailar aunque no sepa.

Consejos sabios.

Mi abuela me enseñó que no hay que mirar las cosas que dejamos atrás. El lugar dónde fuiste feliz es sólo eso, sólo un lugar que pertenece al tiempo del recuerdo, el cual ya tiene sus protagonistas y un tiempo. Por mucho que duela, hay equipajes que es mejor abandonar en la estación de tren porque retrasan el paso. Así que, levanta la cabeza, paso firme y hacia delante.

Microcuento:

Y sólo respondió: "vámonos" y fue el poema más corto que escuché jamás. Y por un momento no me hizo falta comerme el mundo entero porque el mundo entero me quería comer a mi. Ese podría ser el fin, pero fue el principio de todo.

Carta de despido.

Hoy me follé tu recuerdo. Fuerte, salvaje, contra la pared,  como tú solías hacerlo. Le di el homenaje que te merecías antes de abrirle la puerta y despedirlo. Todo el tiempo que pensé en ti se lo di como finiquito,  las canciones que me jodiste (y ya no escucho), las madrugadas que tenía que pasar abrazada a tu ausencia, las ganas guardadas y los faltas de más. Me arranqué el sabor que dejaban tus labios en mis abrazos  y le vestí con ello. Hoy le follé en recuerdo a todas las mariposas caídas en batalla  y que vomito cada vez que intento ahogarte en ron y acabo por el suelo y con el rímel corrido. Una carta de recomendación "Vete, entrégasela a su dueño". con una foto en blanco y un billete al centro del olvido.  Hoy me cansé de extrañarte teniéndole aquí dentro viviendo conmigo y que tú no hicieses lo mismo. Así que, ahí te lo mando, tú veras lo que haces con él,  estoy de reforma y ya no tengo ya sitio dónde guardarlo.

Hoy.

Ser tu guerra todas las noches, tu bandera blanca cada madrugada.

8 Rojo.

Aposté por ti hasta que no me quedaron sentimientos en el bolsillo.

Día 1 :

Se cierran las puertas del tren, se abre el mundo entero ante mis ojos.

Homo sapiens.

Habíamos vuelto a hablar el lenguaje animal, ese que se habla en las cavernas. Nos entendíamos sin cruzar una palabra, las palmas de la mano en la pared y tú versabas por mi espalda. Habíamos convertido al sofá en mudo testigo de nuestras batallas, con los ojos a oscuras los roces se agudizaban. Hablábamos el lenguaje más puro y primitivo, leíamos las ganas escritas en braille a tientas, bebíamos la sed de volver a ser salvajes...

Trincheras.

Tenía esa mirada, ese tipo de mirada de quién ha sobrevivido sólo en esta ciudad de cristales rotos, hacías bien en no fiarte de ella. No era siempre, igual podía estar días vistiendo la piel de animal social, entonces (en un parpadeo segundo) lo veías, ese brillo que vislumbras en los animales salvajes, esa sed de vida, esa sensación de que sus ojos habían visto más de lo que debían, esa mirada de quién ha visto la caída de frente  y ha sobrevivido a todas sus heridas. Era aquello que te decía que no te acercases su verdadero atractivo, como el que desea acariciar el pelo de una pantera aún sabiendo que en cualquier momento perdería su brazo entero. Era irreverente, salvaje, libre, quería vivir, correr, saltar, volar, probar todos los sabores, protestar, enseñar los dientes, era impredecible y tú... tú tenías miedo, miedo de que algún día te arrancase el corazón de cuajo, miedo de que algún día decidiese volver a ser sauvage y dejarte en tu jaula de cristal. Porque una fiera co

Seis paradas.

Llovía, de esa lluvia que te cala aunque lleves paraguas. Llegaba apurada al último tren hacia el trabajo. Las manos llenas, paraguas, bolso, gorro que me había quitado pues empezaba a hace calor después de la carrera. Humedad en el anden, se abren las puertas, un sitio al fondo, el pi-pi-pi de la partida. Tres paradas, cuatro, cinco, ojeo el libro que me he comprado, un hombre ayuda a su mujer con el carro de la compra, un niño juega en el suelo con el móvil de su hermana mayor, una señora al fondo reclama a una chica su educación... "¿no sabes leer? este asiento esta reservado para mayores", todos nos miramos pensando en el alboroto, otros en sus abuelas, otros en la educación... "A ti no te podría decir eso, tu lees poesía" me dice una voz, la del asiento de al lado. "Es verdad, aunque los carteles no son lo mío" la respondo, risas. Ahora que me fijo, vaya sonrisa, silencio... "al final se lia..." "con la que está cayendo...", tres

Sal (de mi vida) y limón

Note engañes. Quizás no te duela. Quizás no te escueza el pecho ese instante en el que la veas irse. Quizás todavía tengas el sabor de sus labios en la nuca. Picará en el momento en el que creas ver su sonrisa entre la gente, el momento en el que suene esa canción que siempre tarareaba y escribas y no haya respuesta, sólo un "en línea y espera". Escocerá una madrugada cualquiera que te gires y creas oler su perfume en la almohada. no te engañes, el olvido y el amor son así de hijos de puta... Te clavarán el puñal en las costillas cuando ya no tengas cura.

Principio del fin

Sabes que se acaba cuando empiezas a escribir:                                                                                                                                       "¿nos vemos?" Piensas. y dejas el dedo en la tecla de borrar...                                                                             ¿nos vemos                                                                                nos vemo                                                                                  nos vem                                                                                   nos ve                                                                                     nos v                                                                                       nos                                                                                         no ...

Microcuento.

Un día probé a darte lo que me dabas, no volvimos a vernos jamás.                                                                                                               Fin.

Historia de un héroe.

Imagen
Este es un cuento real, un cuento en el que hay una bruja malvada y un pequeño héroe, un cuento en el que parece que, como pasa con la vida misma, los malvados son los que ganan. Este cuento tiene un final triste, al final Goliat pudo con el pequeño David, al final la fuerza pudo con la valentía, al final un pequeño pez se quedó sin oxigeno fuera de la orilla... pero en este cuento el final no es lo que importa sino lo importante es la moraleja. Entregaste tu vida, como lo hacen los héroes de verdad algunas veces para derrotar a los villanos, entregaste tu sonrisa porque no tuviste otra elección, porque no te dejaron otra salida, tú no tuviste elección pero nos la enseñaste a nosotros. Nos enseñaste que en estas ciudades grises, en esta sociedad de egoísmo, en una sociedad en la que la humanidad se desvanece entre la gente como lo hace el agua de mar entre las manos todavía queda esperanza, nos enseñaste que unidos podemos conseguir nadar más rápido que los delfines, que la human

Día 1.

Llegará un día en el que cojas el móvil y le escribas un. "¿Hola, que tal?", como el que baja todos los  días a comprar el pan, como el que juega una partida que sabe que va a ganar. Llegará un día en que apetezcan sus abrazos eternos, sin esperas ni escusas. Llegará ese día en el que escribas, seguro, firme, sin prisas, porque sabes que llega. Y entonces, ese día, su silencio te responderá:                                                                                                             "Me cansé de ser gilipollas".

04:41

Apareciste y mi insomnio por fin tuvo su razón de ser. Esta vez tenía ojeras que no se llamaban soledad.

"escribiendo..."

Domingo: Día de superar resacas, de anécdotas con los amigos, de despertar en camas ajenas reclamando al olvido. Día de comida precocinada, pedimos chino y ya veremos. Sobre todo, día de mirar el móvil deseando verte en linea y                                                                                                              "escribiendo"...

Princesa.

La princesa que encerró al príncipe en un torreón por querer matar al dragón. Lo eligió a él, no por sus castillos ni alajas, él tenía algo que los demás no... Alas.

Simple.

Y después de escribir y borrar mil veces, buscando la mejor forma de ponerlo... entendí que no podía darle más vueltas, que era mucho más simple que eso, tan simple como que hoy te mordería la sonrisa mil veces más. Tan simple cómo jugar a peli, manta y sofá y acabar empapados en ganas. Como verte dormir y robarle cinco minutos más a la madrugada, tan simple como estas letras pero que sin embargo, dicen tantas cosas...

Roma.

Es curioso como a veces el amor se convierte en planta. Si no lo riegas se vuelve mustio, no desaparece y se convierte en ceniza por arte de magia, sino que se desvanece al principio imperceptiblemente convirtiendo un campo de ilusiones en un jardín desolado. Y aquí estoy, viendo tu sonrisa marchitar poco a poco, quizá fuese el invierno el asesino confieso o fuese la cal que me dabas la que se convirtió en tu abono, quizá tanta agua salada derramada sobre mi tierra. Miro lo que queda de ese campo santo como el que mira ruinas romanas intentando imaginar su antaño esplendor. Justo estoy plantada , aquí, entre tanta hojarasca inserviblemente seca ya, abrumada por mi inquietante indiferencia al abandono, al regalar indiscriminado de sus flores a transeúntes ajenos a todo lo que me costó, al pisar de su suelo... viendo amanecer y pensando en que no sirve de nada intentar atisbar el momento exacto en el que dejó de ser Edén de madrugadas y buscando al mejor comprador antes de que pase a n

Llega Abril.

Palpitar al son del inconstante latir de las estrellas, cíclopes que observan impávidos desde la lejanía del devenir de la razón y sus teoremas. Sentir el sosiego de quién reposa bajo el abrigo del manantial de tu melena, y escapar, allí enredada de tanto frenesí. Mirarte fijamente con los ojos cerrados y las palmas de las manos abiertas como quién recibe un regalo que no se espera. Ser el viajero que decide bajarse del tren, descalzo y bajo la lluvia, porque el paisaje que hay frente a él le reclama. Y respirar, empapado, esnifar tu olor y sentir la cosquilla de tu sonrisa en mi nuca... Eso debe de ser para mi la primavera.

No es un día.

Esclavas, sumisas, pantalones, putas a conveniencia, sociedad, propiedad, escarlata, cinturón de castidad, ablación, lapidación, sueldo, abuso, "se lo había buscado", sexo débil, zorra, buscona, marimacho, trabajo, voto, opinión, universidad, color rosa, matrimonio a conveniencia, no elección, 1911, derechos, diferencias, Alexandra Kollontai... no son sólo palabras, NO es sólo un día. 8 de Marzo, porque fueron (se dejaron la vida en que seamos) somos, porque somos serán.

Musa.

Y ahí, entre el fango, henchida de duelo, en la verticalidad de la caída, ante los ojos tinieblas y con la venda tensando cada vez más alrededor de mi garganta con cada inspiración que intentaba dar... encontré a mi musa.

Betadine.

Pudiste ser tirita pero preferiste ser cicatriz, se te olvidó que sólo las visten aquellos que vuelven de la guerra. Y aquí estoy, mirándola y contando como te sobreviví.

Parte 2.

He estado dando todo...                                     (Así es cómo empezaría...                                                                           y  ya sabemos como acaba:                                                                                           YO con el corazón roto                                                                                                           y                                                                                            TÚ sin una magulladura.) ¡Pues no! esta vez no, no pienso dar más, ni una pestaña, ni un leve movimiento de mi uña del dedo meñique. A la mierda todo, tus ojos, tu forma de hablarme, las risas, a la mierda la puta verdad que sólo yo quise creerme. Quédate con la venda (prefiero andar a tientas), tus mentiras adobadas, tus tiempos de arena y toda esa historia que me vendiste a ver si alguien te la compra en rebajas. A la mierda lo correcto, lo pacíficamente establecido, a la mierda la cort

Caso real.

Ayer hubo tormenta en Madrid, de las que hacía tiempo que no había.  Al volver a casa ví una de mis macetas tiradas en el suelo de la terraza (¡Vaya! justo la que acababa de comprar... rosa palo con jazmines dentro, el día que la compré la puse con toda la ilusión en el centro de la mesa). Ahora, ahí estaba, y yo mirándola desde arriba, hecha pedazos en el suelo con la lluvia empapándola. Y ahí sigue (hoy), la he dejado, no me atrevo a recoger su triste cadáver, ahí sigue en el sitio de ayer todavía a la intemperie. Me recuerda tanto a como rompes tú que me da miedo tocarla no vaya a ser que se rompa por completo.

Alive.

Es curioso como somos capaces de forjar durante toda una vida sueños para después asesinarlos a sangre fría por un puesto estable dentro del engranaje. Dejar sus cadáveres en medio del salón, expuestos como si fuesen trofeos antiguos, parte de alguna colección. Me pregunto en qué momento decidimos dejar que el miedo nos infectase y navegar a la deriva con el tiempo que le pedimos a alguien guardado en el bolsillo, rumbo directo y a toda vela a isla resignación. He visto verdaderos agujeros negros en el pecho vender amor en la teletienda, traficar con gramos de confianza, rebajar, regalar, usar, tirar y remendar latidos y emociones como si se tratase del mejor LSD. Jurar en vano una eternidad sabiendo que durará menos que lo que dura la vida de una mariposa, convertir a sus musas en prostitutas por algo mejor bajo el edredón. Cuerpos nuevos y sin estrenar, la curiosidad siempre acabó por matar al gato y al ratón. He visto habitar la oscuridad y la mentira bajo la cama, les he abier

Criptonita.

Me descosiste los miedos y los dejaste desangrarse. Dibujaste sonrisas para después convertirlas en tachones. Me dejaste bailando sin mirarme, con la puerta entreabierta y la llave perdida en el fondo de tu desierto. Con la maleta hecha de ninguna parte, sin paraguas y bajo la lluvia en pleno enero. Me hablaste de lo fugaz del tiempo pero no de lo lento que cura sin mirarte. Y ya sólo saboreo cenizas al filo de mis labios. Y, es que, en este incendio siempre arden primero las ganas de buscarte.

Welcome.

Ayer me dijeron "Si fueses mi novia tendrías los desayunos todas las mañanas esperándote, te daría besos hasta que me dijeses que parase, te esperaría con la cena hecha y un abrazo por si algo ha ido mal en tu día, y te escucharía mientras comemos palomitas y vemos como fuera llueve", no iba en prosa, ni con rosas, ni era nada del otro mundo... simplemente era de verdad, de verdad como las cosas sencillas, pequeñas que hacen el día a día, pequeños átomos que conforman al fin y al cabo un universo entero. Y pensé en el amor, en lo que significaba... y no sólo pensé en el amor que vemos en las películas, en los libros sino en el amor cotidiano, pequeño, a veces imperceptible, en ese amor que nos rodea día a día. Crecí prácticamente sin familia, entre corazas y "sé fuerte porque no te queda otra" y poco a poco vinisteis, vosotros, a los que llamo familia. No sois de mi sangre, ni nos vemos cada día, pero sé que tengo un hueco entre vuestros abrazos para descansar de u

Noches incandescentes

Todavía cierro los ojos y recuerdo esa noche, la tensión de dos caras positivas de dos imanes enfrentadas pero sin juntarse. Aún cuando recuerdo, por momentos, me vienen sus imágenes a visitar y una descarga me recorre la espalda. Las luces de la ciudad bailando al compás de nuestras miradas, otra cerveza más para ver si te lanzabas, sed en los labios y las manos sin saber dónde posarlas. Te acercas un poco más y en la cornisa del pecho bailan mis ganas haciendo crepitar la llama, un suave roce y mis manos enredadas en tu pelo. Todo se volvió etéreo, intangible, el vértigo pedía más en cada roce, alimentando la parte animal. Tus manos explorando cada lunar, cada parte, haciendo temblar mis piernas. Mis manos pidiendo tregua en tu espalda. El alivio de la fría pared contra la que chocamos, el calor de tu boca sedienta sobre mi oreja. Y la noche se encendió sin necesidad de hogueras. Y cerré los ojos en un impulso vital por seguir viva. Y respiré tu olor, sentí tus embestidas. El per

Ojos cristal.

La chica de sonrisa fácil. La que saltaba en los charcos cada vez que llovía, de abrazos bien apretados y cola-caos de madrugada. La chica del corazón de cristal (tan transparente como el agua en calma), el cual un día regaló junto con una nota que decía "mercancía frágil, tratar con cuidado". Le devolvieron el paquete sin abrir y estrellado.  Al ir a abrirlo para recomponerlo se le metió un cristal de aquellos en la pupila. Y, ahora, cada vez que aprieta el frío sus ojos brillan un poco más. Esta carta es para ti... resiste, después de la tormenta las flores crecen más... Aguanta, y por ahora deja que rieguen tus mejillas las gotas de lluvia, no hay nada mejor para curar las heridas que el agua salada. Resiste, por muy largo que haya sido el invierno la primavera siempre llega.

Huracanes

La gente nos mira al pasar y dicen que que bonito un amor tan fácil. Si supieran pienso... si  al menos supieran la de cosas que han tenido que pasar y hemos tenido que superar antes de conocernos.  Supongo que lo complicado es hacer fácil lo difícil, superar viejas cicatrices. Pero tú haces que hasta el día más complicado parezca sencillo. Y si, esta historia va para ti... eres mi desastre favorito.

Algo real.

1. Miles de personas por el mundo y la única mirada que quiero ver es la tuya. 2. Fuimos ese error imperfecto que todo lo arregla a destiempo. 3. Yo hice por nosotros lo que tú jamás, lo convertí en poesía... eterno. 4. Fuimos todo y ahora sólo nos queda ser nada. 5. Un clavo saca otro clavo, y al final me quedé sin martillo y con el corazón en obras. (Cerrado por reforma). 6. Posdata: Mi sonrisa ya no late por ti. 7. Nadie te romperá tanto el corazón cómo te lo puede romper la vida. 8. Chica de ojos tristes, esta vez no te funcionó lo de borrón y cuenta nueva. 9. Hace tiempo que no te escribo, supongo que se cansó el corazón de arrojar palabras al vacío. 10. Tenía los ojos más bonitos que había visto, decidí alejarme, dicen los que saben que no es bueno acercarse tanto a los precipicios. (Si caes ahí, amigo mío te pierdes). 11. Y al final, el corazón acabó lleno de polvo en el fondo de un cajón, cómo el resto de cosas inútiles. 12. Cuando las palabras sobran creo

Esos ojos... tan cristal.

Sus ojos tenían ese brillo tan característico de la gente a la que le han roto tantas veces el corazón que ya no le quedan tiritas para sujetarlo, pero que pese a todo sigue creyendo que algún día llegará alguien para reconstruírselo de un sólo abrazo.

Alma.

Y esta vez no hará falta ni tequila ni sal para suturar la herida, lo haré a carne viva. Letra a letra porque son aguja, y no, no derramarán agua mis sonrisas y no habitará la pena esta vez escondida bajo mi cama. No dejaremos vestirse de negro las madrugadas, ni incineraremos a la magullada esperanza, ya moribunda, deshidratada de beber tanta agua edulcorada a base de canela con sal. Esta vez no habrá carta blanca para tu mirada, ni vueltas que dar a la nada. Sin adornos, sin anestesia, dejaré que duelas, dejaré que seas cicatriz fea sobre mi piel blanca, esta vez dejaré romperse el alma en polvo, estrellarse contra el suelo y si hace falta prenderé la llama y soplaré hasta que arda y haré una nueva de la nada. Tengo el corazón tan roto que no sé por dónde empezar a darle puntadas, esta vez reciclar será el verbo poder y mis letras mi venganza. No dejaré nada bonito de tu recuerdo, ni una sonrisa perdida, no dejaré que seas nostalgia encontrada sin querer una noche de lluvia entre m

Veintitres.

Llueve, y no sólo moja el suelo. Llueve y yo paso por tu parada, cierro los ojos, escucho el agua en la ventana, pienso en bajarme... Decirte que nada ya importa, que el pasado siempre pasado fue, que las cosas de verdad son las que valen, esa mirada tuya. dejar que la lluvia moje nuestras caras una vez más. Llueve, el autobús arranca y se aleja, y ya no sólo llueve fuera.

Todas las historias de desamor hablan hoy de ti.

Quizás un día tropieces con mi recuerdo y corras a buscarme dónde en otro tiempo no supiste (o quisiste) encontrarme. Quizás algún día te de a ti por ir a contarme, que pasó el tiempo y no me olvidaste. Quizás ese día te encuentres con unos ojos, tan míos, frente a frente, y te atrevas (por fin) a decirme que esta vez no vas a marcharte. Que no olvidaste mi mirada ni la forma que tenía de tocarte. Y, quizás, esos ojos te contesten... "Se ha equivocado caballero, creo que me confunde con alguien". Ese día quizás llegues a entender que hay "quizás" que llegan demasiado tarde.

Para ti...mi estrella polar.

Hoy hasta el alba pinta soles en negro. No hay luz ni rayo, ni los ruiseñores se atreven a asomar. Palabras al viento, desviste la esperanza y de duelo viste al cuerpo. Cada latido en este pecho paga un precio, los lamentos han perdido su valor en el mercado. Sólo la certeza apuñala, hierve el alma congelada. Hoy entre las paredes he visto vagabundear sin compás ni acierto las miradas. Se ha ido contigo esperanza y mi pena; ya ni llora, deshecha jirones viejos en el suelo. Hay una canción que canta, y yo te juro que si hoy no es mañana, que habrá estrellas que pinten de arcoíris para que la oscuridad no asome nunca a vestir de negro tu cielo. Que en este mundo no hay finales para los buenos y que todavía nos quedan juntos miles de olas que contar desde ese nuestro huerto. Si tu quieres me inventaré que esta es la última lluvia que moja tu piel... No te olvido nunca, ni a tus ojos color cielo abuelo...

Noviembre.

Y un día de Noviembre, de los de llevar bien alta la bufanda (para que no se te congelen las orejas) se cruzaron... después de tanto tiempo, después de tantas vueltas a almohadas ajenas. No hicieron falta las palabras, sus ojos dijeron lo que los labios callaban. Y es que, a veces, una mirada sola basta.

Historia breve de un domingo cualquiera.

Hay domingos de peli, manta y "no me muevo de la cama".  Domingos de paseos con la familia por la Plaza Mayor y de cenas con ibuprofenos, Cola-Cao, tupper, chino o  pizza del día anterior. Domingos en los que aprovechas para hacer limpieza o para barrer todo el polvo debajo de la alfombra y salir a respirar el aire fresco de la montaña. Y luego están esos domingos, en los que apareces con una cerveza (por no decir la caja entera) y parece que vuelve a ser viernes otra vez, que quedan mil horas hasta que haya que poner la alarma y hay que seguir imaginando que arreglamos el mundo mientras destrozamos tu cama. Hoy no es de esos (todavía), pero podría.

Y llega

Y llega ese momento en el que sonríes... cómo si nunca ningún invierno hubiese dolido tanto.

Polo Norte en verano

La chica que vivía en el Polo Norte y tenía tanto fuego en sus ojos como para derretir un continente. La chica que un día se cansó de tanto invierno y mandó incendiarlo todo. "Dejadlo arder, dejadlo todo echo cenizas y polvo, quiero sentir por última vez lo que abrasa la piel el sol de verano".

Hoy.

Dejemos de esperar a que algo pase, mientras lo único que pasa es la vida. Abramos la puerta y salgamos a buscarlo. Quitémonos las espinas, dejemos el vértigo guardado bajo la alfombra. Que hoy puede ser el día en el que el sol amanezca en tu mirada. Déjate de diques en el mar, de contener esperanzas aladas, abre las ventanas y sal a volar. Que hoy puede ser el día en el que todo pueda pasar.

Verbo ser.

Somos ahora eso que un día nunca quisimos ser, cenizas de un fuego que se ahoga, cachos de cristal volando por la cocina. Somos ese "vuelve" que nunca nos atrevimos a pronunciar, el presente del verbo ser en pasado y el condicional sin fianza del olvido. Somos partes rotas de dos cachos que nunca fueron uno entero. Fuimos TODO y ahora, sólo nos queda ser NADA.

Por ahora.

Otra cerveza más para seguir otro rato despierta , no apetece volver ya a casa, todavía se siente demasiado frío en ese lado vacío de la cama. "Todo va bien" y esas sonrisas a medias, sabe que a nadie engañan pero por lo menos ya no preguntan. Algún día llegará alguien que le haga quedarse cinco minutos más, pero eso ahora no pasa. Algún día sabe que dejará de romperse leyendo esas historias que otros cuentan y que tanto la suenan, algún día que todavía no ve, llegará cómo llega la primavera para devolverle el calor a su piel helada. Por ahora sabe que toca "resistir" la tormenta y seguir engrasando la armadura.